Muchas veces nos vienen a la consulta personas totalmente desanimadas y frustradas porque la comunicación con su pareja no va bien o directamente es inexistente. Las frases mas comunes son : «yo le digo las cosas pero no las hace«, «le hablo y siempre me contesta lo mismo».
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la pareja no es una competencia de dominación, la pareja no es ser madre ni padre del otro y es muy importante ser consciente de que todo lo que nos pasa: las preocupaciones, el trabajo, el dinero, las familias,… son pequeños obstáculos que, si no hay una relación sólida, van abriendo brechas y distanciando la relación.
Otro de los problemas más comunes es que una de las partes de la pareja siente que se ocupa más que el otro de las obligaciones y de las responsabilidades que tienen en común. Para fomentar una buena comunicación en la pareja, lo primero que tenemos que tener en cuenta es nuestro espacio.
¿Cómo me veo yo en mi pareja? ¿qué he vivido en mi infancia con la relación de mis padres? ¿que es lo que me gusta o no de la persona con la cual comparto mi vida? Cuando tenga todas estas respuestas sabrás realmente si camino por delante, por detrás o al lado de la persona a la que amas.
Para mejorar la comunicación tienes que sentirte a su mismo nivel, ver que los momentos en los que yo le expreso mis sentimientos sean los adecuados, que la otra persona esté receptiva y que el ambiente sea optimo para la comunicación
Uno de los errores más importantes en una pareja es que decimos las cosas cuando las sentimos, y cada uno tiene un ritmo de procesar esta información. Quizás se dicen en un momento inadecuado y el otro responde lo primero que le viene a su cabeza y no es lo que nosotros esperamos. Decir o expresar las cosas directas, muchas veces se siente como una taque hacia al otro. Es importante expresarlo de una manera amistosa, siendo flexible en el diálogo y escuchando la solución o el estado de los demás.
Dar importancia a las necesidades de los demás siempre y cuando estas no eclipsen las nuestras, sentir que compartes lo que piensas sin sacrificar tus creencias o tus emociones, ceder en pequeños momentos aunque no te guste pero el otro necesita tu apoyo,… estos son algunos de los factores para alcanzar una convivencia inteligente.
También es importante ser consciente de que nosotros vamos madurando y cambiando con el tiempo y que la pareja, como la vida, tiene diferentes necesidades en cada ciclo. Ser conscientes de estos movimientos nos ayudará a adaptarnos a ellos.
Al principio de la relación hay alegría, euforia, ganas de conocernos y ganas de profundizar rápidamente en todo. Poco a poco vamos incluyendo metas que van a cambiar todo aquello que ahora conocemos y cada uno lo va diseñar en su mente de una manera diferente. La realidad nos sorprenderá con lo que viviremos.
Estar preparados para estos cambios, compartir y negociar los aspectos débiles y fuertes ayuda a crear una base sólida.
Después llegan los hijos con las responsabilidades excesivas, trabajos, amigos, hobbies,…. Es importante llevar un orden y una agenda, en que cada uno sea consciente de su tiempo y del tiempo del otro.
A veces hay conflictos con los familiares, comidas interminables, el típico que habla hasta cansar, compromisos,… es importante acordar pequeñas señales con las que, si estamos agobiados, tengamos un momento de respiro y complicidad entre la pareja.
La pareja es algo que va creciendo, evolucionando, adaptándose continuamente con cada paso, en cada etapa. Contar con alguien que te apoya y que te mima en tu vida y compartirla con él o ella es vivir con la mejor compañía del mundo.
Karina Rando